viernes, 9 de noviembre de 2007

UN LLAMADO POR LO PÚBLICO

Por
ANDRES FELIPE GONZALEZ


Hace unos años cuando preguntar era un común denominador para mi, quise saber como era que muchas de las cosas que visitaba, utilizaba o accedía, venían con la denominación de público, la silla de la escuela, el parque, la educación, la salud, la calle, el polideportivo, la biblioteca, en fin, muchas de los aspectos con los que cada día me encontraba en medio de mi rutina. No podía entender como era que eso que yo utilizaba, accedía o visitaba no era solo mío sino de todos, o mejor para todos pero no de nadie.

En fin, una confusión que me fue difícil entender y más aún cuando en la escuela me enseñaron que lo público según la Real Academia de la Lengua Española, era “Algo notorio y manifiesto que no es privado y que pertenece a todo el pueblo y vecinos”, una noción tan genérica que a la vez no dice mucho, y que rompe con el imaginario que me estaba haciendo, donde veía lo público como un privilegio de compartir y disfrutar de todo lo que nos pertenecía (parques, instituciones, servicios, entre otras cosas)

Sin embargo con los años, logré no solo entender sino además encariñarme y preocuparme por conservar todo lo que fuese público. Así entró en mi uno de los motivos por los cuales decidí ser Comunicador Social y Periodista, aunque debo confesar que ciertamente la vocación por ésta carrera jamás la encontré sino que fue ella la que me buscó y dejó en mi, miles de preguntas que día a día dentro de mi labor y la academia pretendo responder, como por ejemplo ¿Por qué en este país pasan tantas cosas, pero a la vez no pasa nada? Es decir, ¿Cómo es posible que ante tanto atropello, abuso, perdida de patrimonios, de empresas públicas, de privatizaciones, de más y más impuestos para la guerra, de tantas mentiras y violaciones de nuestra confianza y nuestros derechos, nos quedemos de brazos cruzados y no hagamos nada?

Bueno, esas realmente fueron las preguntas que me hice junto con los demás compañeros que realizamos éste conversatorio, porque además de una simple preocupación, es nuestro deber como Comunicadores Sociales y Periodistas, generar opinión publica, pero no esa que los medios generan, donde lo importante es preocuparse por el vestido que usa la realeza Inglesa, o el último escándalo de Britney, o lo que es peor, por aceptar como ciertas las verdades que el señor presidente cada día nos da, en las cuales no caben contradictores, ni negaciones, porque sencillamente es la única fuente y la opinión, y como el señor es la verdad, mientras eso sea cierto nada pasara.

En fin, creo que al igual que muchos de los presentes, tuve que correr con la fortuna de nacer en una sociedad con un desequilibrio económico notable, de vivir y conocer las caras de una cruda sociedad pobre y violentada, de acceder a educación pública y de luchar y proteger por lo que dicen también es mío.

Gracias a estas condiciones, hago parte de tal vez, una de las últimas generaciones que pueden tener el privilegio de estudiar en una Universidad Pública, en mi caso de la Universidad Surcolombiana; pero debo advertir que estas palabras, con un sutil toque de ironía, corresponden a una realidad y a unas políticas que han hecho de la universidad pública el “condor” de la educación, es decir una especie en vía de extinción.

Pero esto no ocurre únicamente con la educación, la salud también se ha visto afectada, el desempleo crece cada vez más porque aunque las cifras digan lo contrario, los empleos temporales o subempleos son los que han permitido sostener la pobreza de este país que alcanza cifras escandalosas y que la vemos cada día en la calle, en los semáforos, en las eternas colas para reclamar el subsidio de familias en acción, soportando humillaciones, rechazos, hambre, para obtener 20.000 o 30.000 pesos, tratándolos como mendigos detrás de cualquier centavo.

Lo peor de todo es que éste gobierno como muchos otros, nos ha arrebatado el derecho de protestar, de luchar, de defendernos ante tanto atropello, las universidades ya no pueden gritar ni manifestarse porque de inmediato un batallón del SMAT las ésta asechando, los campesinos ya no pueden marchar porque son hostigados por el ejercito, y nos han mostrado la lucha y la protesta como un acto violento y revolucionario… hemos perdido otro derecho.

Pero ¿cuánto tiempo más vamos a callar, esperar y soportar?, estos actos pasivos y silenciosos han sepultado nuestros más profundos sueños e ilusiones, y no es justo que a las venideras generaciones les heredemos estos prejuicios que tanto nos han privado de nuestra felicidad, libertad y razón. Éste es un llamado a y por lo público, queremos un nuevo renacer de nuestra conciencia y razón, la misma que nos llevó a la libertad contra el yugo Español, la misma que derrotó dictaduras, que nos dio el derecho de elegir y ser elegidos, la misma con la que hemos ganado tantas luchas y queremos rescatar hoy para dejar en ustedes una reflexión y una voz interior que nos anime y nos lleve a luchar y defender lo público, lo que es tuyo, mío y nuestro.