miércoles, 9 de abril de 2008

NO MÁS INGRID


Por: Cindy Güisa Rojas


Todas las personas racionales coincidimos en que el secuestro de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt es un acto inhumano, infame y repudiable; que su condición de salud no es favorable y que su liberación debe ser una acción humanitaria y no una negociación de puja de poderes. Pero la situación de Ingrid es la de todos los secuestrados en poder de actores armados, no es exclusiva de ella como la hacen ver los medios de comunicación, ni más importante que la de los demás retenidos por ser la que produjo en el gobierno la necesidad de un acuerdo humanitario ante la presión internacional.
Es cierto que Ingrid es la cara de las victimas de este flagelo ante el mundo, pero se le está olvidando al gobierno, a la sociedad y a los medios que no es la única secuestrada, enferma y desolada, que en la selva no está sólo ella, que allí en la espesa vegetación, en manos de la intransigencia convertida en hombres hay más de 3000 personas entre civiles, integrantes de la fuerza pública y políticos.
Ya no son suficientes las diferenciaciones sociales y económicas que existen en el país, ahora los secuestrados también tienen un estatus jerárquico según su nombre, ocupación y reconocimiento nacional e internacional; los retenidos no son tan sólo seres humanos privados de su libertad sino mercancía valorada de acuerdo a los 3 niveles de importancia: 1) políticos o ciudadanos de resonancia internacional, 2) políticos o altos mandos militares reconocidos nacionalmente, y 3) soldados o policías rasos y civiles.
El actual gobierno y la guerrilla a lo largo del conflicto se han enseñado a negociar y ejercer presión, respectivamente, bajo la tensión de nombres de políticos, dejando de lado a los demás plagiados que para ellos son tan sólo números más que engrosan las cifras de secuestrados por grupos armados al margen de la ley en el país. El gobierno centra los esfuerzos en la liberación únicamente de retenidos de renombre político porque son en los que la comunidad internacional está interesada. Por su parte, la guerrilla libera piezas claves como Consuelo Gonzáles de Perdomo, Clara Rojas, Luis Eladio Pérez, Gloria Polanco, Orlando Beltrán Cuéllar y Jorge Eduardo Gechem Turbay por que sabe que es de gran impacto internacional y es consciente que estas acciones contribuyen a mejorar la imagen de terroristas que tiene ante el mundo y que por el contrario deteriora la del gobierno nacional. En cuanto a los medios de comunicación, estos sólo cuentan las historias dramáticas de los retenidos reconocidos y promueven entre la comunidad acciones de rechazo en las que sólo resuenan los nombres de personalidades públicas.
Y frente a esta realidad, qué sucede con los demás secuestrados, con aquellos que no tienen nombre reconocido, que no salen en las primeras páginas de los periódicos, que no aparecen en la agenda mediática y que no protagonizan las listas de canjeables en el marco de un posible acuerdo humanitario; saben que pasa, ¡nada!, y eso es lo peor en un país que no tiene memoria ni se compadece por las víctimas de la guerra.
Por eso, hoy debemos decir no más Ingrid, no más etiquetas a los secuestrados, no más diferenciación entre ellos, no más esfuerzos enfocados a las personas de renombre político e internacional. Todos merecen la libertad por su condición de seres humanos y no por su posición social y política, todos merecen los mismos esfuerzos por su liberación, igual reconocimiento a sus derechos humanos y el mismo repudio público hacia sus verdugos. Los secuestrados son iguales, todos sufren en la selva, a todos les duele el olvido de sus compatriotas y la inoperancia del gobierno, todos tienen familias que padecen por su ausencia y que anhelan tener vida para reencontrarse con sus seres queridos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy interesante articulo, coincido con la escritora en que los medios solo muestran el caso de ingrid y hacen creer que es la unica que esta sufriendo, cuando hay otros miles que estan igual o peor y por los cuales nadie saca la cara. Muy buen articulo